Liz Parrish, de 53 años, es una empresaria farmacéutica que intenta combatir un proceso común a todos los humanos: el envejecimiento. Parrish, director general de BioViva, una empresa que invierte en terapias genéticas para ralentizar y revertir el envejecimiento celular, ha llamado la atención no sólo por las investigaciones de la farmacéutica, sino por ser el primer paciente de la terapia de rejuvenecimiento.
El defensor de las terapias génicas ya ha hecho declaraciones controvertidas al respecto. Liz ya ha afirmado en entrevistas que “el envejecimiento biológico es la mayor causa de muerte en el planeta”.
Desde 2015, la empresaria se ha sometido a nueve tratamientos genéticos. Una fue la telomerasa, que está diseñada para alargar los telómeros, las estructuras que protegen el ADN de las células y que se acortan con el paso de los años, llamado reloj biológico. Según BioViva, los telómeros de Liz son actualmente más largos que los de una persona sana de 25 años. En el momento en que inició el tratamiento tenía 45 años y su edad según la longitud de los telómeros era de 62 años.
Aunque la farmacéutica cataloga los resultados como positivos, los tratamientos todavía tienen un largo camino por recorrer para demostrar si son realmente eficaces para rejuvenecer y contrarrestar el paso del tiempo.
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