La cifra de gauchos muertos por dengue desde enero ya supera la estadística de todo el año pasado

El mosquito Aedes aegypti, el mosquito que transmite la enfermedad, necesita agua estancada para reproducirse, de ahí la necesidad de evitar los criaderos.

Foto: reproducción

De cada diez ciudades de Rio Grande do Sul, nueve están infestadas de mosquitos vectores. (Foto: clon)

Con una muerte más por dengue confirmada, Rio Grande do Sul llegó a 13 muertes esta semana en 2022, una cifra récord entre los gauchos desde la primera detección, en 2000. El número de contagios confirmados desde enero llegó a 16.760, de los cuales 13.884 (lo que aproximadamente 83 %) ocurrió dentro del mismo país.

Para tener una idea del aumento de muertes, en el último año, Rio Grande do Sul perdió 11 vidas por la enfermedad, que fue transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti. En 2020, fueron seis. Y todavía quedan casi ocho meses hasta finales de 2022.

La última muerte se registró en el municipio de Rondinha (Distrito Noroeste). Las muertes anteriores ocurrieron en Horizontina (dos casos), Novo Hamburgo, Sabocia do Sul, Cachoira do Sul, Lajedo, Chapada, Cristal do Sol, Igrinha, Dues Irmaus, Boa Vista do Borica y Jabuticaba.

Para contener la expansión de los casos de dengue y el desenlace fatal, la Secretaría de Estado de Salud (SES) decretó en la última semana de abril alerta máxima contra la enfermedad en todo Rio Grande do Sul. Entre los principios rectores de esta medida está la intensificación de las medidas preventivas, especialmente en lo que respecta a las aguas estancadas, que son un entorno propicio para la reproducción de insectos vectores.

Hasta ahora, la SES ya consideró que 443 de los 497 municipios de Rio Grande do Sul están afectados por el índice Aedes aegypti, un indicador del 89,1%, el indicador más alto de la serie histórica que comenzó hace 22 años. La lista se actualiza diariamente en el tablero del gobierno de Rio Grande do Sul sobre arbovirus y se puede acceder a ella en idee.rs.gov.br.

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Los síntomas compatibles con el dengue incluyen fiebre que dura hasta siete días, acompañada de al menos dos de los siguientes: manchas rojas en el cuerpo, dolor de cabeza, dolor en el cuerpo y las articulaciones (así como detrás de los ojos), náuseas, vómitos, leucopenia ( leucocitos por debajo del mínimo normal) y enrojecimiento de los ojos.

Es una enfermedad vírica de amplio espectro clínico: mientras que la mayoría de los pacientes se recuperan tras un curso leve y autolimitado, un pequeño porcentaje desarrolla un cuadro grave.

La presencia y la prevalencia se dan particularmente en países tropicales y subtropicales, donde las condiciones ambientales favorecen el desarrollo y la propagación de Aedes aegypti y Aedes albopictus (responsables de la fiebre amarilla).

En los últimos 50 años, la incidencia ha aumentado 30 veces con una mayor expansión geográfica a nuevos países y, en la década actual, a pueblos pequeños y áreas rurales. Se estima que anualmente ocurren 50 millones de casos de dengue y que aproximadamente 2.500 millones de personas viven en países donde la enfermedad es endémica.

Hay referencias de epidemias de dengue desde el siglo XIX en Brasil, como informes de São Paulo en 1916 y Río de Janeiro en 1923, aunque no hay diagnóstico de laboratorio. La primera epidemia documentada científicamente ocurrió en 1981-1982 en la ciudad de Boa Vista, la capital de Roraima.

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La situación se repitió en 1986-1987, llegando nuevamente a Río de Janeiro, esta vez a algunas capitales de la región nororiental. Desde entonces, la enfermedad ha estado ocurriendo en Brasil de forma continua, con o sin epidemias. Es, hoy en día, uno de los mayores desafíos de salud pública de la nación.

(Marcelo Campos)