Maestros que niegan la ciencia, ¿qué es lo peor que podemos esperar?

Ante profesores que contradicen la ciencia, es fácil entender a un presidente que asume posiciones políticas que provocan miles de muertes. Es imprudente saber que hay muchos Bolsonaros en Brasil a los que se les llama maestros.

(Imagen: reproducir video)

Anderson Pierce *

La negación de la ciencia se originó en el campo de la religiosidad. La Edad Media estuvo marcada por las atrocidades y abusos sufridos por muchos estudiosos como resultado de la negación científica y la imposición de creencias sobre la base de enseñanzas religiosas. Pero incluso en la Edad Media, la negación se extendió desde el ámbito religioso al ámbito político.

En muchos momentos, la supresión de la ciencia, y principalmente la libertad de pensamiento, como medio de mantener el dominio y restringir los derechos, sirvió a los políticos. Asimismo, la agenda de la negación es apta para el diálogo con las masas conservadoras, las cuales, al ser contempladas, se convierten en electoras.

Estos políticos suelen contar con el apoyo del personaje religioso, que lee la Biblia a la luz que les parece más apropiada. Esto se puede ver cuando se habla del aborto, la creación e incluso el uso de vacunas. No es solo una cuestión de fe, también hay una clara intención de identificarse con las agendas que eventualmente conducirán a las votaciones.

En medio de la pandemia, la negación de la ciencia por parte de ciertos grupos es cada vez más evidente. Negar la propagación del virus y cuestionar las medidas restrictivas y el uso de vacunas, destacó un tercer tema que intentan esconder aunque siempre presente, y es el económico. La negación conlleva intereses religiosos, políticos y económicos.

READ  Ciencia al fin del mundo

Cuando Trump y Bolsonaro difundieron la locura por la pandemia, dejaron en claro el grupo político, económico y religioso con el que estaban hablando. Fue este público el que en vano se hizo eco de la variedad popularizada. La negativa también sirve a los intereses económicos de quienes reclamaron la apertura indiscriminada de servicios y comercio, además de cuestionar el uso de mascarillas, el distanciamiento social y la aplicación de vacunas.

A medida que avanzaba la vacunación, algunas personas de los grupos clasificados como prioritarios declinaron la vacunación. La policía militar y civil, los bomberos, el clero, los políticos y, lo que es más impresionante, los maestros se encuentran entre los que rechazan la vacuna.

Lea todos los textos de Anderson Pierce aquí

Si la negación presupone desconocimiento e ignorancia del tema, ¿qué se puede decir cuando un docente no quiere vacunar y cuestiona la eficacia de las vacunas como la mejor forma de prevenir la infección, la propagación de enfermedades y la aparición de nuevas variantes, especialmente la protección contra niños y jóvenes que asistirán a sus lecciones?

Tenga en cuenta que no estamos hablando de fundamentalistas religiosos, grupos armados o empresarios que predican cualquier cosa que vaya en defensa de sus intereses económicos. La clase en cuestión debe orientar sus decisiones con ciencia y decisiones colectivas, ya que su actividad implica arriesgar a terceros. Por tanto, no es posible discutir sobre los derechos individuales.

Para aquellos que piensan que retocar no puede ser peor. Tenemos médicos y postdoctorados que buscan argumentos en estudios que no tienen credibilidad, y comparaciones con experiencias que no se aplican a la situación, pero con los títulos que ostentan, promoviendo el engaño intelectual para afirmar sus creencias y la falta de respeto a la humanidad.

READ  Las razas de gatos más bellas del mundo según la ciencia

Una persona que dice ser científica en un campo de estudio en particular debe saber que debe respetar lo que se ha estudiado en otros campos. Quienes ostentan el título de profesor y buscan argumentos falsos para justificar creencias, además de mostrar disonancia cognitiva, exponen el mal carácter. En el caso de una epidemia, en la que la negación pone en riesgo la vida de otros, es un criminal.

Ante profesores que contradicen la ciencia, es fácil entender a un presidente que asume posiciones políticas que provocan miles de muertes. Es imprudente saber que hay muchos Bolsonaros en Brasil a los que se les llama maestros.

La pandemia ha devastado el mundo con muertes y ha hecho evidentes distorsiones inimaginables. Tenemos médicos que abogan por el uso de tratamientos ineficaces que pueden matar, policías que propagan el odio hacia quienes protestan contra un gobierno genocida e incluso profesores que niegan la ciencia y se oponen a una vacuna. Si algo peor está por venir, es aterrador predecirlo.

* Anderson Pierce es Licenciado en Comunicación Social – Periodismo de la UFPB, Publicista, Cocinero y Autor. termómetro de política.

síguenos no Instagram | Gorjeo | Sitio de redes sociales de Facebook

Rocío Volante

"Apasionado aficionado a los viajes. Aficionado a la música. Organizador profesional. Defensor independiente de las redes sociales. Evangelista de la cerveza".

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top