¿Cómo afecta la exploración humana a la geografía lunar?

En la frenética carrera espacial de la década de 1950, la Luna surgió como uno de los objetivos principales. Desde el histórico aterrizaje de la nave espacial Luna 2 por parte de la Unión Soviética en 1959, el suelo se ha deteriorado. lunar Entraste en un ciclo de cambios irreversibles.

Tras un periodo de relativo olvido, nuevas misiones espaciales han vuelto a centrar sus miradas y ambiciones en nuestro satélite natural.

Aunque ha permanecido en un segundo plano en los últimos años, los científicos apuntan ahora a una nueva fase lunar, donde la geografía estará moldeada, en gran parte, por las acciones humanas.

Naves espaciales destrozadas, equipos viejos e incluso obras de arte y heces humanas forman ahora parte del paisaje lunar, con potencial de aumentar significativamente en las próximas décadas.

Esta era emergente, denominada Antropoceno Lunar, comenzó con la llegada de Luna 2, que marca una era en la que la intervención humana redefine la cara de la Luna.

El tiempo de la atención y el cuidado es el presente.

El concepto de Antropoceno terrestre comenzó en el planeta en 1800, con el advenimiento de la sociedad industrial, según el químico holandés Paul J. Crutzen. Sin embargo, su definición llegó mucho más tarde, permitiendo implementar medidas de mitigación.

El Antropoceno Lunar, aunque relativamente reciente, podría inspirar acciones preventivas para limitar los daños causados ​​por la exploración humana en la Tierra. Satélites.

La exploración lunar ya ha dejado varias huellas en el satélite natural – Imagen: Pixabay/Reproducción

«Los procesos culturales están empezando a superar a los procesos geológicos naturales en la Luna», dice Justin Holcomb, geoarqueólogo planetario de la Universidad de Kansas.

La gran cantidad de basura espacial encontrada en la órbita de la Tierra y en la Luna pone de relieve el potencial destructivo del ser humano.

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Si bien el suelo lunar suele estar formado por meteoritos y movimientos naturales, la intervención humana de rovers y módulos de aterrizaje ha alterado significativamente el regolito lunar (sedimentos lunares).

Mientras comienza una nueva carrera espacial, el paisaje lunar puede resultar irreconocible dentro de 50 años. Las reservas de hielo se convierten en puntos críticos en este escenario, y son necesarias para la eventual colonización de la Luna.

El desafío es claro: avanzar conscientemente para asegurar la exploración y colonización de la Luna, sin agotar sus recursos naturales, y minimizando los impactos negativos desde el principio.

La huella de Buzz Aldrin en la luna – Imagen: Wikimedia Commons/Reproducción

Holcomb señala que “caminar e incluso vivir en la luna parecen destinos naturales para los humanos”, pero el viaje debe emprenderse de manera responsable para representar un capítulo importante en la trayectoria de la humanidad. Humanidad.

Lucía Veloz

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