La Gran Tormenta de las Leónidas de 1833 y el comienzo de la meteorología

El 17 de noviembre se conoce en los círculos astronómicos como el pico de actividad de la lluvia de meteoros Leónidas. Leónidas es, sin duda, una de las lluvias de meteoritos anuales más importantes, y se recuerda no por su constancia, sino por un incidente ocurrido hace 190 años, una auténtica “tormenta de meteoritos” que provocó sorpresa, éxtasis, pánico y desesperación. Fundó una iglesia y marcó el inicio de la ciencia que estudia estas estrellas.

Normalmente, Leónidas no produce más de 15 meteoros por hora. Pero en 1833 experimentó un brote sorprendente. Había cientos y miles de meteoros disparados por el cielo a cada momento, algunos de ellos formando bolas de fuego que iluminaban la noche. Se estima que en la madrugada del 13 de noviembre de ese año se vieron más de 100.000 meteoros cada hora. Fue la tormenta de meteoritos más grande jamás registrada.

[ Gravura representando a Grande Tempestade de Meteoros Leônidas de 1833 – Créditos: Adolf Vollmy ]

Las Leónidas ocurren cada noviembre, cuando la Tierra se cruza en el camino de los escombros dejados por el cometa Tempel-Tuttle. Al entrar en contacto con nuestra atmósfera, estas partículas generan meteoros que parecen irradiar desde la constelación de Leo, por lo que esta lluvia lleva el nombre de Leónidas. Brotes como el observado en 1833 ocurren cuando nuestro planeta atraviesa una región más densa del camino de escombros, que generalmente queda en el camino de un cometa más reciente.

Pero en ese momento nadie lo sabía. Aún no existe una explicación científica consensuada sobre el origen de las lluvias de meteoritos. Popularmente, se les asociaba con signos divinos. Por cierto, hay un pasaje del Libro Bíblico del Apocalipsis que dice que “las estrellas del cielo caerán sobre la tierra” como una de las señales del fin del mundo.

READ  El primer trasplante de córnea artificial del mundo revisita al ciego

Esto puede explicar por qué muchas iglesias tocaron sus campanas esa mañana, llamando a la población a reunirse, en preparación para el fin de los tiempos. Informes procedentes de Estados Unidos, donde el fenómeno parece ser más grave, dicen que la gente abandonó sus hogares y muchos observaron con miedo las estrellas que cruzaban el cielo. Por todas partes se escuchaban gritos de lamento y desesperación.

Este fenómeno inusual inspiró la creación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida como la Iglesia Mormona. Según la tradición mormona, las señales vistas en el cielo ese año eran presagios de acontecimientos apocalípticos que precederían a la segunda venida de Cristo.

Pero mientras algunos fundaron iglesias, otros, más desesperados, parecían querer provocar el fin del mundo, provocando disturbios, saqueos, saqueos e incendios. También hubo quienes aprovecharon los disturbios para linchar y quemar la casa de aquel vecino irlandés que no les gustaba.

¡Pero también hubo quienes aprovecharon el “apocalipsis” para hacer ciencia!

Esa noche, el astrónomo Dennison Olmstead se despertó con gritos desesperados en las calles y luces extrañas que salían de las grietas del techo. Cuando abrió la ventana de su habitación, se encontró con esta maravillosa vista celestial.

[ Denison Olmsted, considerado o pai da ciência de meteoros – Imagem: wikimedia.org ]

Olmsted registró tantos meteoros como pudo y, en los días siguientes, recopiló informes de toda la costa este de Estados Unidos. A principios de 1834, Olmsted presentó sus hallazgos al American Journal of Arts and Sciences. Sugirió que los meteoros tenían un origen extraterrestre, señalando que esa noche parecían irradiar desde un punto de la constelación de Leo, y luego concluyó que los meteoros ocurrieron en el momento en que la Tierra atravesaba una nube de partículas en el espacio.

READ  Qual é o melhor hábito para emagrecer? Aqui está a resposta da ciência

Esto hoy parece obvio, pero en su momento supuso una auténtica revolución en el conocimiento astronómico. Tanto es así que los estudios de Olmsted son la base de la meteorología moderna. De hecho, la ciencia que nació allí, aquella madrugada del 13 de noviembre, fue fundada por Dennison Olmsted, durante aquella asombrosa tormenta de meteoritos.

Posteriormente se descubrió que esta nube de partículas fue dejada por el cometa Tempel-Tuttle, un cometa periódico que cruza la órbita de la Tierra cada 33 años. El matemático y astrónomo Hubert Anson Newton predijo que la tormenta de meteoritos también ocurriría cada 33 años, lo que en realidad ocurrió en 1866 y continúa sucediendo hasta el día de hoy. Pero nunca fue tan poderosa y espectacular como en la gran tormenta de meteoritos de 1833.

[ Órbitas da Terra e do Cometa Tempel-Tuttle, que gera a chuva de meteoros Leônidas – Imagem: wikimedia.org ]

Y para aquellos que estén ansiosos por presenciar la próxima tormenta de meteoritos Leónidas, se supone que volverá a ocurrir en 2033 o 2034. Es una espera larga, pero vale la pena.

Rocío Volante

"Apasionado aficionado a los viajes. Aficionado a la música. Organizador profesional. Defensor independiente de las redes sociales. Evangelista de la cerveza".

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top