Los rayos gamma son una forma de radiación electromagnética que se encuentra naturalmente en eventos astronómicos, pero que los humanos también pueden producir en laboratorios y reactores nucleares. Sin embargo, esta radiación plantea grandes riesgos para los organismos vivos y puede provocar consecuencias crónicas en el cuerpo humano. A continuación, consulte más información sobre los rayos gamma y comprenda por qué este tipo de radiación es el más peligroso.
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¿Qué son los rayos gamma y por qué son peligrosos?
La radiación electromagnética es una forma de energía formada por campos eléctricos y magnéticos, capaces de moverse en el vacío, es decir, que no requiere de un medio para transmitirla, como el aire o el agua. Esta energía incluye diferentes frecuencias y longitudes de onda, que determinan diferentes formas de aplicación e interacción con el ser humano. Por ejemplo: Las ondas que permiten la existencia de los sistemas de radio y televisión forman parte del espectro de radiación electromagnética, pero no suponen riesgos para la salud.
A diferencia de estos rayos, los rayos gamma también forman parte de este grupo, pero tienen una energía tan increíblemente poderosa que arrancan electrones de los átomos y moléculas con los que entran en contacto, formando iones. Esta formación de iones puede cambiar la forma en que se estructura nuestro ADN, provocando graves daños.
Después de una exposición prolongada a los rayos gamma, el daño al sistema de ADN humano debe repararse lo más rápido posible. De lo contrario, el material genético dañado puede provocar el desarrollo de cáncer, debido a una mutación genética, que posteriormente puede provocar la muerte del paciente.
La radiación gamma existe en la naturaleza, como en el espacio durante las explosiones de supernovas o cuando dos estrellas de neutrones chocan. Sin embargo, también pueden replicarse artificialmente en reactores nucleares, donde liberan muchas formas de energía (entre ellas la radiación gamma). Sin embargo, se considera el más peligroso porque tiene una gran capacidad para penetrar profundamente en el tejido biológico y deformar las células, provocando daños extremadamente graves.
