Ey El cáncer colorrectal es una de las causas más comunes de enfermedad neoplásica. La gran mayoría de ellos se desarrollan a partir de crecimientos de tejido dentro del intestino que llamamos pólipos. Estos crecen, con el tiempo, dentro del intestino y algunos tienen el potencial de convertirse en cáncer. Por este motivo, la vigilancia mediante colonoscopia permite identificar y extirpar pólipos, previniendo así una posible enfermedad, o diagnosticando la enfermedad en estadios muy tempranos.
Hay familias con cáncer colorrectal que se heredan de padres a hijos. En otros casos, vemos una historia muy significativa de esta enfermedad en la familia extensa, y también se puede estudiar el riesgo de que otros individuos la desarrollen. Las tasas de supervivencia a cinco años para los cánceres colorrectales que se detectan tempranamente son del 90%; sin embargo, sólo alrededor de cuatro de cada 10 se detectan en esta etapa. De hecho, invertir en vigilancia y diagnóstico temprano puede salvar vidas.
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En cuanto al tratamiento, ofrecemos terapia local y terapia sistémica. En el primer caso utilizamos colonoscopia o cirugía. Con la colonoscopia podemos extirpar la mayoría de los pólipos mediante técnicas simples o más complejas. Los cánceres más avanzados se extirpan mediante cirugía. La cirugía oncológica ha evolucionado mucho y existen más técnicas y métodos menos invasivos para el paciente y más eficaces para tratar la enfermedad.
© Manuel Oliveira
La cirugía convencional sigue siendo la referencia en cuanto a parámetros oncológicos, pero la cirugía laparoscópica reduce el grado de agresividad quirúrgica, haciendo más tolerable el postoperatorio. La cirugía robótica mejora la visualización y el manejo del paciente, y los resultados oncológicos son muy prometedores. Después de la cirugía, se analiza el tumor para evaluar la enfermedad. Luego averiguaremos si esto es suficiente para controlar la enfermedad o si es necesario un tratamiento complementario adicional.
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En cuanto a las terapias sistémicas, tenemos la quimioterapia, la terapia dirigida y la inmunoterapia, que tienen un papel en el tratamiento de enfermedades que ya están presentes en otros órganos. Este abordaje lo determina un equipo multidisciplinario que se formará en la consulta del Grupo de Oncología. Es importante destacar que cada vez es más posible realizar una terapia complementaria adaptada a cada paciente, en función de las características del tumor.
Para muchos pacientes con cáncer colorrectal, el tratamiento puede extirpar o destruir completamente el tumor. Para otros, el objetivo es, con terapia complementaria, convertir la enfermedad en una condición crónica controlada.
El final del tratamiento a menudo trae estrés y alegría al paciente: si por un lado está contento de que el tratamiento haya terminado, por otro lado puede tener miedo de volver al tratamiento. Por este motivo, un programa de seguimiento por parte de un equipo multidisciplinar es fundamental para mantener el control de la situación y un seguimiento adecuado de cada caso y de cada persona.
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